Dios me fortalece en la Enfermedad

 


La ayuda de Dios es una fuerza poderosa en el interior. Tenemos a Dios a nuestro favor. Debemos confiar en que Él nos fortalecerá en momentos de angustia, debilidad o enfermedad. Es importante permanecer en Su palabra y con alegría en nuestro corazón porque sabemos que Él nos dará la victoria.


En tu sufrimiento y enfermedad, recuerda que nuestro Señor es siempre tu fortaleza. Como dijo San Pablo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4,13). Él nunca te abandona, incluso en tus momentos de mayor debilidad. En el misterio de la cruz, Jesús compartió nuestras penas y nos mostró que el dolor puede tener un profundo significado cuando lo unimos al suyo.


San Camilo de Lelis, patrono de los enfermos y del personal sanitario, solía decir: "Más corazón en esas manos, hermanos." Esta frase nos recuerda que el Señor no solo nos fortalece a través de la oración, sino también a través de las manos amorosas de quienes nos cuidan. Busca consuelo en su presencia y en los sacramentos, especialmente la unción de los enfermos, que trae la gracia de Dios a tu cuerpo y alma.


Ofrécele tu sufrimiento a Dios como una oración silenciosa, sabiendo que Él transforma cada lágrima en una semilla de esperanza y gracia. Reza con confianza: "Jesús, en ti confío. Sé mi fortaleza y mi refugio en esta prueba."



Hermano Juan Pablo Mata, nos comparte: