Noé era perfecto a la vista de Dios, pero se emborrachó. La Sagrada Escritura nos dice que Noé era perfecto en sus generaciones (Gén. 6, 9), pero en algún momento de su vida él se embriagó con vino y expuso su desnudez ante su hijo Cam, y Noé maldijo a Canáan por su imprudencia. Moisés era tartamudo o poco elocuente y Dios le dio la guía para llevar a su pueblo a la tierra prometida.