Otra cosa que frecuentemente nos cuestionan los hermanos separados es el por qué nuestro respeto especial a vestimentas, utensilios o restos mortales, pertenecientes a alguna persona santa. 

En esto hay que responderles que no es que consideremos que dichas reliquias tienen un poder especial en sí mismas, pero sí creemos que Dios, por su poder y valiéndose de nuestra fe, las puede utilizar como medios para concedernos un milagro, una bendición, una gracia; siempre y cuando, lógicamente, vaya de acuerdo con su voluntad. En la Escritura, encontramos algunos ejemplos sobre el particular:

2 Re 13.21 Pero el hombre, al tocar los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso de pie.

Mt 14.36 Le rogaban que los dejara tocar al menos el fleco de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron totalmente sanos.

Es importante reconocer que estas reliquias tienen un poder especiales, al ser veneradas, como por ejemplo el Rosario, no solo es el articulo como tal sino la meditación que se  hace con él, ya que al pensar que esta reliquia puede darnos buena suerte caemos en falta porque se convierte en un amuleto. Llevar amuletos es también reprensible, como dice el numeral 2117 de nuestro Catecismo.