San Agustín de Hipona (Aurelio Agustino, 354-430 EC) fue el primer filósofo importante de la era cristiana. Fue el obispo de Hippo Regius en Numidia durante los últimos años del Imperio Romano, y su obra más famosa, La ciudad de Dios, describió lo que él creía que era la causa de este declive. En sus obras, también abordó cuestiones como el pecado original o el libre albedrío, y sus ideas tendrían un efecto profundo no solo durante su vida, sino también en el desarrollo de la iglesia medieval y, más tarde, en los teólogos de la religión protestante (Reforma). Es reconocido como Santo y Doctor de la Iglesia por su contribución a la teología.




Trabajos

Los escritos de Agustín caen en una frontera entre la teología y la filosofía. Un autor prolífico, sus principales obras incluyen:


  • Confesiones: una obra autobiográfica escrita alrededor del 400 EC
  • La ciudad de Dios: una obra de 22 volúmenes escrita entre 413 y 425 EC
  • Retractaciones: una reconsideración de sus trabajos anteriores.
  • Los escritos menos conocidos incluyen:


Contra los académicos

  • Sobre la grandeza del alma
  • Sobre el libre albedrío
  • Contra Fausto el Maniqueo
  • Sobre la gracia y el libre albedrío




Después de su muerte y la caída del Imperio Romano Occidental, Europa entraría en lo que se llama, según Petrarca, la "Edad Media". Sin embargo, este período también vio el nacimiento de la religión organizada, y la teología de Agustín fue una parte integral del desarrollo no solo del cristianismo sino también del pensamiento intelectual occidental. La obra de San Agustín influiría en otros muchos teólogos posteriores como Boecio, Anselmo, Tomás de Aquino, así como en pensadores de la Reforma como Martín Lutero, Juan Calvino, Cornelius Jansen y Bernardo de Claraval. También filósofos mucho más tardíos como René Descartes, Ludwig Wittgenstein, Schopenhauer y Nietzsche se basarían en sus ideas.