La restauración de un matrimonio es un asunto mucho más complejos de lo que pueda tratarse de un simple artículo. Muy probablemente, hay años de dolor detrás de cada palabra dicha de forma cruel, y muy posiblemente toda una vida llena de falta de tolerancia en las diferencias de la personalidad y detrás de cada malentendido.

El matrimonio se trata de incorporar todos los aspectos de la vida de dos personas de una manera sólida y armónica, convertirse en una sola carne y ser unificados en el amor y en las metas para un futuro juntos.

Esto requiere de mucho compromiso, comunicación, respeto, solidaridad y servicio para el otro y cuando alguno de estos elementos faltan, el matrimonio poco a poco comienza a sufrir de resquebrajaduras que, si no se tratan a tiempo, en algún momento podrán llegar a convertirse en una tormenta para la relación.

El matrimonio fue creado por Dios, y Él puede restaurarlo, y puede hacerlo a través de otras personas, sea a través de un consejero espiritual o por la ayuda de los testimonios de familias sólidas. Como sea, hay que dejarse ayudar.

Nunca dejes de orar a Dios por tu pareja.

Estimada Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, gracias por el profundo don del sacramento del matrimonio. Gracias por el magnífico regalo que es mi esposo(a), a quién Tú, perfecta providencia, planeó para mí desde toda la eternidad.

Permite que siempre lo (la) trate como realeza, con todo el honor, respeto y dignidad que merece.

Ayúdame, Señor mío, a ser desinteresado en mi matrimonio, para darlo todo por mi esposo(a), son ocultar nada, sin esperar nada a cambio, reconociendo y agradeciendo todo lo que él (ella) hace por mí y nuestra familia todos los días, ¡Es mucho!

Por favor, fortalece y protege nuestro matrimonio, así como todos los demás. Ayúdanos a orar juntos todos los días. Permítenos confiar en Ti todos los días, de la forma que mereces.

Por favor haz que nuestro matrimonio sea fructífero y abierto a Tu voluntad en el privilegio de la procreación y el cuidado de la vida. Ayúdanos a construir una familia fuerte, segura, amorosa, llena de fe, una Iglesia doméstica.

Estimada Santísima Virgen María, confiamos a ti nuestro matrimonio, ampara a nuestra familia siempre bajo tu manto.

Tenemos plena confianza en Ti Señor Jesús, porque siempre estás con nosotros, y buscas constantemente lo mejor para nosotros, trayendo todo lo bueno, incluso las cruces que has permitido en nuestras vidas.

Querido (nombre del cónyuge): Tú y yo somos uno. Te prometo que siempre te amaré y seré fiel a ti, nunca te abandonaré, daría mi vida por ti. Con Dios y contigo en mi vida lo tengo todo.

Gracias Jesús, Tú eres el gran servidor. Te amamos.

Amén