Las preguntas parecen , pero necesitan llevarnos a reflexionar sobre el contraste entre lo que realmente creemos, cómo nos expresamos. La Sagrada Escritura no incentiva la creencia de que las cosas suceden por casualidad. El propio Jesús fue claro al mencionar que nada ocurre sin el conocimiento del Padre. y él es tan preciso que “les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza” (Mat. 10,30).