José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas.

José, el hombre mirado por Dios con amor, le va naciendo por dentro un amor nuevo, regenerado por el Espíritu Santo, amor que le pone al servicio de la Buena Noticia de la Salvación (Mt 1,24; 2,15.22).

Siempre hace lo que Dios le manda. Su corazón siempre está disponible para la acogida, para el envío, para la ofrenda.

De su interior silencioso y fecundo brotaba el callado amor gratuito expresado en mil gestos de servicio.

El servicio de la compasión viviendo con María y con Jesús los abatares de la vida y del momento histórico: el empadronamiento en Belén, la emigración a Egipto, el temor al gobierno de Arquelao en Judea, el regreso a Nazaret, la pérdida del hijo en Jerusalén.

El servicio de la paciencia silenciosa, que mantiene el oído abierto y atento a Dios que siempre le hablaba en sueños, y en la noche; Un ángel le confirma, en sueños, la divina maternidad de su esposa, y recibe el encargo de asumir la paternidad del hijo, generado por obra del Espíritu Santo (Mt 1,20 ss).

El servicio de la ternura cuidando y atendiendo a María y velando el misterio de la Vida que se estaba alumbrando. El servicio de la contemplación recibiendo a María, con delicadeza, acompañándola con fortaleza, amándola con amor virginal.

El servicio de la mirada nueva, dejándose sorprender por Jesús, que crecía como cualquier niño de Nazaret, y que iba expresando su estilo original de actuar ocupándose de las cosas de su Padre

El servicio de la espera confiada en el Plan del Padre, la llegada del Reino de Dios. El servicio del gozo experimentando en la vida de familia en Nazaret, los momentos bellos, los encuentros compartidos, las palabras de vida, los gestos de ternura, las caricias de amor.

El servicio de la misericordia gratuita reflejada en tantos gestos de cuidado cariñoso, protección cálida, respeto ausente de interés o de medida.

Un bello ejemplo de Paternidad.