San José, el padre terrenal de Jesús, es un modelo inspirador para todos los padres, ya que cumplió su papel como protector y proveedor con fidelidad y amor. Su ejemplo nos enseña lecciones valiosas sobre la importancia de esta faceta de la paternidad desde una perspectiva católica.

Protección:

San José fue un padre protector que cuidó de María y de Jesús con devoción y valentía. Cuando el ángel del Señor le advirtió en un sueño sobre la amenaza que Herodes representaba para el niño Jesús, José no dudó en tomar medidas para proteger a su familia. Guiado por la fe y la confianza en Dios, huyó a Egipto con María y Jesús hasta que el peligro pasara.

Los padres tienen la responsabilidad de proteger a sus hijos en todos los aspectos de sus vidas: física, emocional y espiritualmente. Esto implica estar atentos a los peligros y desafíos que enfrentan y tomar las medidas necesarias para garantizar su seguridad y bienestar.

Provisión:

San José también cumplió su papel como proveedor, asegurando las necesidades materiales de su familia. Trabajó diligentemente como carpintero para sustentar a María y a Jesús, asegurándose de que no les faltara nada.

Los padres católicos están llamados a ser proveedores para sus familias, no solo en términos materiales, sino también en lo emocional y espiritual. Esto implica brindar un hogar seguro y estable, educación, apoyo emocional, guía moral y promoción de la fe.

En resumen, el ejemplo de San José nos recuerda que los padres católicos tienen un importante papel como protectores y proveedores en sus familias. Al seguir su ejemplo, los padres pueden mostrar amor, cuidado y dedicación a sus hijos, asegurándose de protegerlos de peligros y proveer para todas sus necesidades. Al honrar y emular a San José, los padres pueden profundizar en su vocación y encontrar la fuerza necesaria para cumplir su papel con amor y responsabilidad.