SEÑOR DIOS, al comenzar esta reunión queremos que estés presente en nuestra vida. Que las tareas que realicemos tengan un sentido solidario y no sean sólo para beneficio nuestro, sino para que podamos servir a los demás con un espíritu nuevo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Qué dicha la nuestra, la de ser considerados por el Maestro sal de la tierra y luz del mundo.
Jesús no dice “tienen que ser”, sino “son”. Y lo somos porque hemos entrado a formar parte de su reino.